martes, 29 de junio de 2010

Diferencia idéntica...

La duda de saber tu honestidad o tu hipocresía.

Al echar un vistazo, se me revuelve el estómago... ¿celos o desconfianza?



Mientras tanto, escucho play y me dan náuseas.





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martes, 15 de junio de 2010

El fantasma de EC...

Casi para todas las personas es fácil aprender. Aprender a hablar, escribir, manejar, compartir, etc.
A algunos les cuesta, pero es posible llegar a controlar el comportamiento. Incluso, algunas de las conductas más primitivas, como los arrebatos, las insolencias, los celos, etc. (casi todo a través del cinismo, obvio).

Pero lo que siempre cuesta aprender, seamos niños, hombres, mujeres o semidioses, son los deseos y pensamientos más ocultos. Esos en los que uno se ve ahorcando, con un arma en la mano, apuñalando. Ni siquiera disimulando lo logramos bien, siempre termina saliendo a flote.
Es que es algo tan inherente, tan fuerte, tan siniestro, que uno termina por vomitarlo; es casi la única forma de poder seguir existiendo.
Una mujer quisiese que en su mente no existiera la inquietud de EC, para así poder sobrellevar de mejor manera las complejidades de la vida cotidiana, la vida de pareja.
Pero no se puede, siempre sale a relucir la ira, el odio, el dolor de guata, los celos y la impaciencia.
¿Es que acaso EC debe ser lo peor de lo bajo para que se logre la calma? ¿Debemos escuchar necesariamente que es una lacra social de principio a fin para que su fantasma no moleste nuestra existencia?
Hasta en las pulsión más oculta de cada mujer, existe el ferviente deseo de escuchar esa frase que a nosotras nos cuesta tan poco decir, adornar y exagerar. Esa en la que nos den la seguridad de que jamás, jamás, jamás seremos superadas por tan vil, insignificante y prostituido
ser; amado, fornicado y sufrido fantasma.

Es que eso es lo que nos deben asegurar, se me ocurre, que ese "
ser" no es más que un fantasma. Feo, olvidado y ojalá gordo fantasma...




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